Conocí a Manu hace ya mucho tiempo, donde la “suerte” decidió juntarnos para ser desde ese mismo momento no solo amigos, sino compañeros de aventuras. Desde el primer momento observé en él un talante sereno y conciliador, características ambas que con el paso del tiempo corroboré que forman parte de su ser.
Siempre tolerante y observador, Manu es lo que se dice, una persona con la que se puede contar para lo malo y lo peor, porque para lo bueno sobran candidatos.
Evidencia con su actitud, las enseñanzas que ha recibido desde niño, y lo que es más, las pone en práctica que es lo verdaderamente difícil como bien nos narra con todas sus letras.
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